NUESTRA PROPUESTA EDUCATIVA
Según el Padre José Tous, Fundador de nuestros colegios, la frase evangélica “dejad que los niños vengan a Mí y no se lo impidáis” (Mt. 19,14), se convierte en
norma de convivencia y acogida.
El clima en el que se desarrolla la tarea del colegio recuerda vivencialmente a toda la Comunidad Educativa y, de manera especial a los educandos, la presencia de María, Madre de Dios, en la vida cristiana, buscando habituarlos a la familiar comunicación con Jesucristo. En estilo franciscano, educamos desde un acercamiento cordial, que implica sencillez, alegría y bondad, que se hace extensivo a las relaciones más allá del ámbito escolar. Enseñamos a ver la naturaleza como obra de Dios que se debe
amar, respetar y cuidar. La educación cristiana debe tener siempre el carácter de un ofrecimiento respetuoso hacia la libertad de todos los alumnos, profesores y familias, los cuales deben respetar igualmente el Carácter Propio del Centro. Por este motivo, en nuestro Colegio, procuramos favorecer el crecimiento y la maduración de los alumnos en todas sus dimensiones, basándonos en los siguientes criterios:
1. Les ayudamos a descubrir y potenciar sus capacidades físicas, intelectuales y afectivas.
2. Educamos su dimensión social y promovemos su inserción en el mundo deforma responsable, constructiva y comprometida.
3. Fomentamos el desarrollo de la dimensión ética y trascendente de la persona.
4. Enseñamos la Religión Católica y pretendemos la formación de personas conscientes y responsables, a través de un planteamiento fundamentado y crítico de la cuestión religiosa.
5. Favorecemos la coherencia entre la fe y el conjunto de saberes, valores y actitudes de los creyentes, mediante la educación en:
5.1 La solidaridad y, más en profundidad, la fraternidad con todos, viéndoles como hijos de Dios y hermanos en Cristo.
5.2 El perdón como acto de reconciliación con el otro que mueve a abrirse y aceptar el arrepentimiento, admitiendo que todos nos podemos equivocar; esta actitud lleva a restablecer los vínculos rotos y a la felicidad.
5.3 La paz, la convivencia, la comunicación entre todas las personas y pueblos, con espíritu abierto, dialogante, flexible, ajeno a toda forma de violencia.
5.4 La responsabilidad personal, el sentido del deber, la asunción del trabajo como enriquecimiento de la propia persona y como ineludible aportación a la sociedad.
5.5 El sentido de justicia en las relaciones personales y en las estructuras sociales.
5.6 La libertad personal y el respeto a la libertad de los demás.
5.7 El espíritu crítico y creador, que le capacite para afrontar las
nuevas situaciones.